Los paracas practicaban una textilería de alta calidad, en
lana y algodón, así como una cerámica decorada y una cestería muy elaborada.
También realizaban trepanaciones craneanas, cuyos fines aún se discuten.
La cultura paracas es la antecesora de la cultura nazca con
la que tiene una evidente afinidad cultural; de hecho, para muchos
especialistas, la fase final de Paracas es en realidad la fase inicial de la
cultura nazca.
MAPA DE ÁREA DE EXTENSIÓN:
Ubicación geográfica:
La cultura paracas se desarrolló principalmente entre los
ríos Ica y Pisco y en la península de Paracas (Región Ica). En su época de
mayor expansión, se extendió por el norte hasta Chincha y por el sur hasta
Yauca en la región Arequipa.
Algunos creen que el principal centro de los paracas pudo
estar ubicado en Tajahuana, en el valle de Ica, por el sector de Ocucaje. Se
trataba de un poblado fortificado elevado sobre la cima de una peña de fácil
defensa.
DIVISION DE LA CULTURA PARACAS:
Paracas Cavernas (700 a. C. - 500 a. C.)
Según Tello, es el periodo más antiguo, vinculado a la
influencia chavín, especialmente en la cerámica. De acuerdo a los hallazgos
realizados en Cerro Colorado, las tumbas paracas de este periodo fueron cavadas
subterráneamente con una forma de copa de champán invertida o botella de cuello
alto en una profundidad de más de 6 metros en donde colocaban a sus momias
enfardeladas. Estas se encuentran en perfecto estado de conservación, gracias a
las condiciones climáticas del desierto. Muchos de los cadáveres muestran
prácticas de trepanaciones craneanas.
Los restos arqueológicos encontrados en Cerro Colorado
incluyen momias masculinas y femeninas de diferentes edades. Los cuerpos están
colocados en posición fetal y envueltos con textiles ordinarios y complejos, de
colores brillantes y decorados con figuras de animales, peces, serpientes y
formas geométricas.
Paracas Necrópolis (500 a. C. - 200 d. C.)
El periodo de Paracas-Necrópolis recibió su nombre por el
hecho de que sus cementerios, de forma rectangular, descubiertos en Warikayan,
estaban divididos en varios compartimientos o cámaras subterráneas, que a Tello
le parecieron una «ciudad de los muertos» (necrópolis). Cada cámara grande
supuestamente habría sido propiedad de una específica familia o clan, que
enterraba a sus antepasados a lo largo de muchas generaciones.
Las tesis de Tello fueron cuestionadas por otros
arqueólogos. En primer lugar, Warikayan no parece haber sido una necrópolis,
sino un gran centro poblado, en algunas de cuyas edificaciones fueron
depositados más de 400 fardos, hecho que hasta ahora no tiene una explicación
satisfactoria. Podría haber sido un sitio considerado sagrado, por la coloración
roja de sus cerros y su cercanía al mar, que lo relacionaría con la muerte y la
regeneración.5 Y en segundo lugar, las manifestaciones culturales de este
yacimiento no pertenecen a la cultura paracas propiamente dicha, sino a otra
tradición cultural distinta, que ha sido denominada Topará y que se desarrolló
en los valles de Cañete, Topará, Chincha y Pisco, hasta la península de Paracas
como límite sur. Es decir, Warikayan se hallaba precisamente en la frontera de
ambas culturas. Es probable que la cultura topará se impusiera bruscamente en
la región tras una guerra de conquista. La presencia de armas en muchos fardos
funerarios, así como la masiva presencia de cráneos rotos y trepanados, serían
signos de una época muy violenta.
Cada momia está envuelta en muchas capas de textiles,
algunos de los cuales son de extraordinaria calidad. Estos últimos,
precisamente, son los que han hecho ganar fama a Paracas, ya que sus mejores
ejemplares son muy esplendorosos. Son conocidos mundialmente como los Mantos
Paracas.
Cráneo deformado:
Descubridor:
La cultura paracas fue descubierta en julio de 1925 por el
arqueólogo peruano Julio C. Tello, frente a la bahía de Paracas y al sur de
Pisco. En agosto del mismo año, Tello, ayudado por su discípulo Toribio Mejía
Xesspe, instaló un campamento arqueológico en el sitio.
El primer cementerio paracas fue hallado por Tello en las
colinas de pórfido rojo conocidas como Cerro Colorado. En total halló 39 tumbas
en forma de pozo, que él denominó “cavernas”, las cuales contenían fardos
funerarios envueltos en finos mantos y rodeados de ceramios, instrumentos de
caza, pieles de animales y alimentos.
En 1927, Tello, junto con Mejía Xesspe, descubrió otro
cementerio, en Warikayan, muy cerca de Cerro Colorado, al que denominó
Paracas-Necrópolis, donde halló 429 cadáveres momificados, envueltos cada uno
con varios mantos, algunos de los cuales eran muy espléndidos. Son los célebres
mantos paracas, conservados hoy en el MNAAHP.
Además de esos dos cementerios, Tello identificó en la
península de Paracas un tercer cementerio, al que denominó Arena Blanca o
Cabeza Larga, este último nombre debido a la presencia de cráneos deformados,
de forma alargada. Allí, además de tumbas saqueadas, halló restos de viviendas
subterráneas.
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